El conflicto surge cuando hay ideas o propuestas incompatibles, también
cuando existe “tensión entre deseos opuestos y contradictorios que ocasiona
contrariedades interpersonales y sociales, y en donde se presente una
resistencia y una interacción reflejada en estrés”. Por otro lado, para Ezequiel Ander - Egg el conflicto se entiende
como un proceso social en donde dos personas o grupos contienden “en razón
de intereses, objetos y modalidades diferentes”.
A pesar de lo anterior, Maria Elina Fuquen Alvarado establece que
es en la interacción cotidiana que se determina la forma como las personas
manejan las diferencias entre ellas, lo cual implicaría un abordaje del
conflicto como una potencialidad de cambio y transformación social desde la
postura de no evadir o negar la diferencia, ni buscar controlar el conflicto
desde la violencia.
Lo anterior se puede lograr teniendo claro que los conflictos hacen
parte de la vida diaria y que es necesario comprenderlos y enfrentarlos y su
desarrollo tendrá que ver con la forma “cómo se aborde y maneje como un
hecho necesario para la vida y para la sociedad, como fuerza motivadora del
cambio social y elemento creativo en las relaciones humanas que genera un
debate en la práctica social”.